El Hércules se apaga en el descanso

La CRóNiCa | HÉRCULES (1-1) Valencia Mestalla
Alejandro Esteve ofrece un debut con dos caras y no disipa las dudas con el empate final

Texto: Gonzalo Blanes (@gonzaloblanes) / Foto: @cfhercules

Al descanso del encuentro recibo un mensaje. «Por fin, muy bien». Mi respuesta fue. «Queda mucho». Y por desgracia el mucho fue malo. El Hércules de Alejandro Esteve arrancó con revolución en el centro del campo y fútbol veloz. Y acabó apagado, descentrado y superado. Dos caras y un balance final muy negativo. En fútbol suele quedar más el regusto de los minutos finales y estos fueron lamentables. Difícil de entender el cambio tras el paso por el vestuario. La sensación es que a un equipo recreado para ser más atrevido se le dio un mensaje defensivo. El caos llegó al césped y el Mestalla pescó en río revuelto.

Con Erice, Armando, Moyita, Alfaro, Pedro y Buenacasa en el once, se apostaba por el toque por encima del músculo. Y no funcionó mal. Se generó juego, se circuló el balón con notable ritmo y llegó el premio del gol. Fraguado por Buenacasa, construido por Pedro Sánchez y certificado por Moyita Incluso el nueve tuvo un mano a mano ante Unai para aumentar la ventaja. A vestuarios con sensación de crecimiento y acierto. Ante un Mestalla minimizado y superado. En otras etapas los filiales robaban el balón e imponían su criterio. Algo que no sucedió.

Pero todo menguó en el segundo tiempo. El equipo arrancó mal y los cambios lo empeoraron. Se perdió sobre el césped y empezó a vivir de rentas. Mala cosa ante un filial con calidad. Del atrevimiento se paso al músculo. Del fútbol de toque a la destrucción. Es como si el equipo hubiese recuperado los errores del pasado más reciente. El Mestalla cazó un gol e incluso se temió por el empate. Alejandro Esteve no encontró soluciones y embarró el boceto de su primer Hércules, en un segundo tiempo horroroso. Todo lo bueno expuesto de inicio se difuminó y las dudas se acrecientan. El camino vuelve a torcerse, enero vuelve ser letal y el entorno vuelve a dudar y deprimirse. Toca analizar mucho, solucionar más y encarar el futuro sin tantos titubeos.

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